Posted on November 12, 2020 View all Pastor's Letter
Over the last few weeks, an extraordinary number of people in our nation have participated in one of the greatest blessings any free country has: the right to vote and to decide its leaders. At this point in the vote count, it appears that former Vice President Joe Biden and Senator Kamala Harris have won this election to serve in our nation’s highest positions of public trust. We understand, however, that President Trump is contesting some of the outcomes in various states, and is pursuing clarity from the courts, which is his right.
No matter the outcome of any election, we must remember that the strength of our republic lies in our unity as fellow citizens and as members of God’s holy family. Such relationships are the bedrock of our society and it is important that we foster respect and civility in our ongoing dialogue and encounters with one another.
At this time, may we pray for all of our elected officials, that they will be inspired by prudence and the wisdom of Our Lord to instill peace and justice throughout this great nation, uphold our freedoms, and protect the most vulnerable among us. As a people of faith, may we also be strengthened in our conviction that, now and always, it is God in whom we place our trust.
En las últimas semanas, un extraordinario número de personas en nuestra nación ha participado en una de las mayores bendiciones que tiene un país libre: el derecho a votar y a decidir quiénes son sus dirigentes. En este momento del recuento de votos, parece que el ex Vicepresidente Joe Biden y la Senadora Kamala Harris han ganado esta elección para servir en los más altos cargos públicos de confianza en nuestra nación. Sin embargo, tenemos entendido que el Presidente Trump ha disputado algunos de los resultados en varios estados y busca claridad de parte de los tribunales, a lo cual tiene derecho.
Sea cual fuere el resultado de cualquier elección, debemos recordar que la fortaleza de nuestra república está en nuestra unidad como conciudadanos y como miembros de la familia santa de Dios. Esas relaciones constituyen los cimientos de nuestra sociedad y es importante que fomentemos el respeto y la civilidad en nuestro continuo diálogo y en nuestros encuentros de los unos con los otros.
En este momento, recemos por todos nuestros funcionarios elegidos para que se inspiren en la prudencia y la sabiduría de Nuestro Señor con el fin de inculcar paz y justicia en todo el territorio de esta gran nación, defender nuestras libertades y proteger a los más vulnerables entre nosotros. Como pueblo de fe, que también nos fortalezca nuestra convicción de que, ahora y siempre, es Dios en quien depositamos nuestra confianza.