Posted on septiembre 2, 2025 View all Carta del Párroco
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
El Evangelio que la Iglesia nos presenta en este XXII Domingo del Tiempo Ordinario nos ofrece una de las enseñanzas centrales de Jesús: la humildad como camino de salvación. Nuestro Señor nos dice: «El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido» (Lc 14,11). Con estas palabras, Cristo nos recuerda que la verdadera grandeza no consiste en ocupar los primeros lugares, recibir honores o ser reconocidos por los demás, sino en vivir con un corazón sencillo, agradecido y abierto al servicio.
En nuestra vida cotidiana, cada uno de nosotros tiene la oportunidad de practicar esta virtud. La humildad se manifiesta en los gestos pequeños: en el trabajo bien hecho, en el respeto hacia los demás, en el servicio generoso dentro de la familia y la comunidad. Siguiendo este camino, no solo agradamos al Señor, sino que también contribuimos a edificar un mundo más humano y más fraterno.
Con gran alegría deseo compartir una noticia esperanzadora para nuestra comunidad: este año contamos con 170 estudiantes en nuestra Escuela Parroquial Reina de los Apóstoles, lo que significa 20 niños más que el año pasado. Este crecimiento es signo de la confianza que las familias depositan en la misión de nuestra escuela, donde buscamos no solo la excelencia académica, sino también la formación integral de cada niño en la fe, en los valores y en el amor a Dios. Agradezco de todo corazón a los maestros, al personal y a todos los que hacen posible esta hermosa obra de educación católica.
Quiero también dar una cálida bienvenida a nuestros catequistas, así como a todos los niños y familias del Programa de Educación Religiosa, que iniciarán sus clases el próximo domingo 7 de septiembre. La catequesis es un camino de encuentro personal con Cristo y de preparación para los sacramentos. Por ello, queridos padres, los invito a caminar junto a nosotros. Ustedes son los primeros educadores en la fe de sus hijos, y su ejemplo, oración y acompañamiento son fundamentales para que ellos crezcan firmes en el amor de Dios y en la vida de la Iglesia.
Este fin de semana celebramos el Día del Trabajo (Labor Day), una ocasión especial para reconocer el esfuerzo y la dedicación de tantas personas que, con su trabajo, sostienen a sus familias y contribuyen al bien común de la sociedad. El trabajo es una vocación que ennoblece al ser humano y, como enseña la Iglesia, se convierte en medio de santificación cuando se ofrece con amor y se vive en unión con Dios. Los animo a disfrutar de este día con sus seres queridos, a dar gracias al Señor por el don del trabajo y a celebrar con alegría el cierre del verano, disponiéndonos con entusiasmo al nuevo curso escolar y pastoral que comienza.
Que la Virgen María, Reina de los Apóstoles y patrona de nuestra comunidad, interceda por todos ustedes y los mantenga siempre unidos en la fe, en la esperanza y en la caridad.
Con afecto pastoral y mi bendición,
P. Díaz
